viernes, 23 de abril de 2010

Sí, sí, hemos visto un montón de animalitos

Como ya os conté en el post de Sequoia National Park, en USA vimos muchos animalitos, ¡y la cosa sigue en la misma línea!
Nos hemos encontrado con gran variedad de aves, ¡por fin he visto un Colibrí! pensaba que parecerían insectos de lo pequeños que son, pero de eso nada, son preciosos. También hemos visto otros animales pequeños como arañas, alacranes y culebras. Y sobretodo, hemos visto ballenas y leones marinos, y digo sobretodo porque son enormes.

Las ballenitas
Contratamos una visita guiada a Bahía San Ignacio, no era demasiado cara, pero tampoco te aseguraban que pudieras tocar ballenas, la excursión era exclusivamente avistamiento. Una vez allí nos subieron a una lancha, éramos: una familia de dos niñas, la madre y el padre, el guía, el lanchero y nosotros. La lancha nos llevó hasta mar abierto, parece ser que dentro de la bahía está prohibido parar, hay zonas de poca profundidad y si se molesta a las ballenas, no tienen espacio para huir con tranquilidad.
Una vez en la zona de avistamiento, la lancha se paró, y todos a esperar que ocurriera algo. Teníamos una hora de excursión, había pasado más de media y solo habíamos visto unas ballenas de lejos (al parecer ariscas, porqué no quisieron pasar a saludarnos), así que parecía que eso era todo y que había sido una pérdida de dinero… y entonces se acercó nuestra ballenita.
El guía se puso a gritar como poseso, ¡dadle besitos, quizás nunca más lo podréis hacer!¡besitos!¡besitos! Y la gente correspondió como pudo, se creó un estado de caos enorme, todos de un lado a otro de la barca intentando besar a la ballenita y gritando de emoción. La señora decía ¡gracias, gracias, ballenita linda, gracias! La niña más pequeña le puso nombre –Lolita- y solo hacía que repetirlo ¡Lolita ven!¡Lolita te quiero! Y Miguel y yo más de lo mismo ¡ven ballenita!¡ven Lolita, porfa!... Era muy juguetona, le gustaba que le salpicáramos con la mano y nos devolvía el gesto tirándonos agua a la cara a través de la nariz (que son tres agujeros que tiene arriba de la cabeza), el tacto de su piel era sorprendente, era muy suave y acolchada, nada de lo que nos esperábamos, además tenia unos pelos muy gordos.
Cuando pasó un rato de tener a Lolita al lado de la lancha y a su mamá observando en la distancia, esta le echó bronca y se alejaron de nosotros.
Estuvimos unos 15 minutos más esperando que volviera, pero nada, luego vimos como Lolita se había ido a tirar agua a otros, la niña pequeña no pudo evitar enfadarse, como si alguien le hubiera robado su mascota, ¡ehhh, Lolita es mía! Y es que, si pudieras te la llevarías a casa.

Los leones marinos
Los leones marinos eran otro asunto. También contratamos una visita guiada, pero esta vez en La Paz, consistía en hacer snorkel (nadar con el tubo y las gafas) en casa de los leones de marinos.
Nos subimos a una lancha y nos llevaron a una especie de islote en mar abierto, dónde a medida que te acercaban notabas un olor horrible a granja (eran decenas de animales enormes, más sus excrementos). El día era fresquito y el agua estaba revuelta, así que me puse el neopreno, aguanté la respiración y me tiré al agua no muy convencida, Miguel no se lo pensó dos veces, y ya estaba nadando hacia los leones.
Dentro del agua todo parece estar más cerca y la sensación de tener cerca aquellos animales tres veces más grandes que tú era increíble, te quedabas helado (quizás la temperatura del agua influía). Yo iba nadando cogida de la mano de Miguel, mirando de un lado a otro, veíamos como jugaban, se mordían y daban saltos, también como mordían las aletas de otros nadadores. Uno de aquellos pícaros animales nos tomó como diversión personal, pasó por debajo de Miguel mirándole fijamente a la cara, le tiró un desafiante y enorme mordisco de burbujas y posteriormente se dirigió hacia mi, eso me superó y nadé todo lo rápido que pude en dirección contraria, pero no se intimidó, sino que me correspondió nadando más rápido que yo y haciendo una pirueta magistral en la superficie del agua.
La aventura fue genial, pero para mi suficiente, un poco más y me infarto, así que volví a la lancha antes de tiempo, además hacía frío y el agua estaba muy turbia. Miguel aguantó un rato más, de hecho creo que volvería ahora mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario